Reseñas
La (In) alcanzable Transición Venezolana
Guillermo
Aveledo Coll
Publicado originalmente en El Nacional de Caracas, el 10 de septiembre de 2017
Publicado originalmente en El Nacional de Caracas, el 10 de septiembre de 2017
Con "La Venezuela Imposible" (Alexandria
Publishing, 2017), Carlos J. Rangel nos ofrece un libro con linaje. No nos
referimos al evidente vínculo que existe entre sus reflexiones y aquellas
publicadas que su padre, el periodista e intelectual público Carlos Rangel (1929–1988),
ofreció a todos los latinoamericanos, sino a la historia del pensamiento
ciudadano acerca del potencial para promover la modernidad política, social y
económica en Venezuela.
En este volumen,
Rangel recoge una serie de ensayos y artículos escritos durante la última
década, así como algunas notas inéditas de décadas anteriores, ante el evidente
fracaso social y económico, pero éxito político, del dominante socialismo
chavista en Venezuela y su proyección continental. ¿Cómo puede rescatarse a
Venezuela de esta aflicción auto-infligida que es el socialismo en su variante
más autoritaria? ¿Tiene sentido plantearse la elevación de Venezuela ante su
tenaz historia de caudillos, élites rapaces y pobladores a la vez envilecidos y
seducidos por la demagogia?
La respuesta que
ofrece Rangel es cautelosamente afirmativa. Decimos cautelosamente, porque este
no es un libro para fáciles optimismos ni repetición de consignas. Al comenzar
con la revisión del último gobierno democrático-pluralista en Venezuela, la
administración de Rafael Caldera, plantea el autor que los orígenes del
problema son más profundos de lo que se cree, descartando la ilusa conseja
según la cual sólo la conjura de la extrema izquierda cayó inadvertidamente
sobre un sistema liberal, zanjando las defensas democráticas. En esta primera
sección, titulada “La Condición Venezolana”, Rangel pasa revista de las
continuidades y rupturas en las que incurrió el cambio de la democracia de
partidos al régimen liderado por Hugo Chávez. A su juicio, la fragilidad
democrática quedó en evidencia cuando no pudo evitar la implosión de sus
instituciones tanto en la campaña electoral de 1998, como en el fulminante
proceso Constituyente del año siguiente, por un proyecto Marxista-Leninista,
agazapado bajo una pelambre nacionalista.
Los tres lustros
populistas que siguieron al auge fundacional de la democracia, parecieron dar
lugar a un desprestigio generalizado de la función pública, y acrecentaron la
distancia entre la ciudadanía y las élites de los partidos tradicionales. Para
algunos, esto se debió al vaciamiento ideológico de su democracia social,
fundamento del pacto de Puntofijo y la Constitución de 1961, siendo sustituida
por las herramientas del mercadeo, el tráfico de influencias y la moda
tecnocrática, nugatorias de la capacidad cívica de la población. Para otros, el
problema estaba en los débiles fundamentos de la sociedad venezolana y su
pulsión equívoca hacia la democracia, preocupada más en una igualdad malentendida,
que en promover la libertad y los límites al poder. Rangel pone, por su parte,
el acento en las carencias de las élites, ya sea por sus preocupaciones
conservadoras o sus instintos paternalistas, los cuales truncaron el dinamismo
necesario para que la sociedad generase los anticuerpos de prosperidad y
madurez ciudadana que evitasen el presente desastre.
El mecanismo de tal
desastre está coloridamente explicado en la segunda sección, “Economía,
Política y Pensamiento Socialista Real”, donde aborda la teoría política y
económica implícita y explícita del chavismo. Desde su descripción del agresivo
rentismo petrolero en la metáfora de una mata de mango, hasta su revisión de la
noción de justicia social, el chavismo es desnudado como una variante del
pensamiento revolucionario marxista en la región, y su extremo lógico y
perfeccionado en el Narcoestado venezolano. A partir de aquí, Rangel es cuidadoso
al no descansar en los tópicos de la crítica conservadora; su lectura de
defensa y promoción de la tradición liberal, trata de desmontar algo del celo
que cierto sectarismo ideológico ha promovido, impidiendo que se asome y se
asuma una política liberal honesta en América Latina, y que ha permitido que el
debate democrático sea coto casi exclusivo de los movimientos de izquierda.
No debemos
confundir la concepción liberal “realista” del libro con un relativismo
pragmático. Como reflejan los capítulos “La Encrucijada del Desarrollo” y “Transiciones”
se apunta hacia la creación de un programa concreto tanto de toma del poder,
como de ejercicio de gobierno (o, mejor, de desmontaje del desgobierno). En el
primero, se señala una ruta sensible de política monetaria, laboral y de
fomento empresarial que atiende las debilidades estructurales y las crisis
inmediatas del país. En el segundo, se aclara que no se desea simplemente una
economía de libre mercado, sino que se aspira a la consagración de esta
economía dentro de un contexto de transición hacia un régimen pluralista,
detallando lo que dentro de su perspectiva y con anclaje teórico, serían los
elementos de ese proceso: la protesta civil, la apelación a la cultura cívica y
pluralista, y la cuidadosa atención a los obstáculos prácticos frente al cambio
político.
Podemos poner
reparos en algunos de los asertos históricos y juicios que hace el autor
-especialmente acerca de la severidad de su juicio acerca de la democracia de
partidos-, pero lo cierto es que este libro apunta a una reflexión necesaria:
es necesario romper con algunos de los mitos y tabúes que nos impiden apreciar
el clamor de cambio en Venezuela, clamor que de ser atendido integralmente,
permitirá integrar a esta nación nuevamente en la ruta del progreso, y evitar
prolongar una tragedia en la que se juega el futuro de la región. Porque, así
como aquellos famosos ensayos de su padre, “Del Buen Salvaje al Buen
Revolucionario” y “El Tercermundismo”, el futuro de nuestros países se debate
entre abandonar su triste historia de conculcaciones bajo bandera revolucionaria,
y abrazar el pluralismo político, social y económico. Subvertir exitosamente la
experiencia chavista se hace crucial para el futuro de la libertad en América
Latina.
Rangel nos presenta
en su “Venezuela Imposible” un nivel de argumentación que debemos exigir entre los
líderes de nuestra política democrática, sin ser uno de ellos. El ejercicio que
demuestran estas páginas, sugestivamente ilustradas por Magda, es el
de un sincero y generoso ciudadano a quien no le basta con mascullar su
descontento, ni abrigar nuestra aspiración de libertad como un mero sueño.
Guillermo
Tell Aveledo Coll, Doctor en Ciencias Políticas (UCV), es un reconocido
académico, historiador, autor/editor de “La Segunda República Liberal Democrática
1959-1999 (Fundación Rómulo
Betancourt), y colaborador frecuente a publicaciones tales como Diálogo
Político y Caracas Chronicles entre otras. El Doctor Aveledo Coll se desempeña
como Director de la Escuela de Estudios Liberales en la Universidad
Metropolitana de Caracas, y es Profesor de Estudios Políticos en la Universidad
Metropolitana de Caracas y la Universidad Central de Venezuela.
La Venezuela Imposible: Crónicas y reflexiones
sobre democracia y libertad.
424 pp. Alexandria Publishing House, Miami 2017
424 pp. Alexandria Publishing House, Miami 2017
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