La Venezuela Imposible (Presentación / Conversación en Books & Books)


Fecha de presentación: 11 de marzo, 2018
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Este exitoso evento compartió diálogo e ideas con la dinámica audiencia, tanto acerca de Venezuela como más allá de las fronteras de esta nación. La conversación fue estructurada en cuatro partes, una introducción, una sección dedicada a los delitos contra la nación por el chavismo, una tercera dedicada a parte de las fallas de los liberalismos a nivel global, y una última dedicada a reflexiones sobre la posible transición en Venezuela.

El evento lo inició la Dra. Vilma Petrash, presentando a Carlos J. Rangel y la idea de "La Venezuela imposible", la cual elabora el autor. El siguiente video muestra esta primera parte del evento: 

Los comentarios preparados se presentan a continuación. Más videos para las otras partes del evento también se incluyen en esta página e incluyen la interacción con la audiencia.

TEXTO DE LOS COMENTARIOS PREPARADOS
  Este espacio donde nos encontramos hoy es uno de esos raros espacios sagrados de nuestro entorno urbano—una librería. Yo crecí y vivo ávido de librerías, pero hoy en día estos espacios son cada vez más escasos, por muchas razones, incluyendo nuestra desaforada agenda diaria y las distancias en espacio y tiempo que se acrecientan día a día y nos alejan de estos pequeños placeres mundanos, cosmopolitas, semilleros de ideas inesperadas y difusores de las memorias de nuestra cultura. Es por eso que aprecio y agradezco inmensamente que Books and Books mantenga vivo este tipo de actividad en un lugar como este, y agradezco en particular a Cristina Lebrón y Rocío González haber coordinado y facilitado esta conversación acerca de mi libro con ustedes esta tarde. Pero nada de eso sería valioso sin la presencia de ustedes, que se han tomado parte de su preciado tiempo un [fabuloso] domingo en la tarde para dedicárselo a este evento. Muchas gracias por venir.
Agradezco igualmente y con mucho cariño a la doctora Vilma Petrash, profesional de la comunicación, personalidad de la televisión, profesora universitaria en Miami-Dade College, Nova Southeastern y el Sistema Universitario Ana G. Méndez, en negocios y relaciones internacionales, y también de las ciencias sociales. Muchas gracias, doctora Petrash.

Esta tarde vamos a leer algunos pasajes del libro, y dialogar con ustedes y la doctora Petrash acerca de los mismos. Pero, antes de hacer eso, quiero responder esa pregunta que todo el mundo me hace, ¿por qué la “Venezuela Imposible”?
La respuesta comienza al recordar que para muchos que crecimos en Venezuela durante aquel período que más se aproximó a un ideal de democracia liberal, la primera mitad de la llamada cuarta república, el concepto de la Venezuela posible era vivo y constante. Teníamos calada en nuestras mentes la idea de que estábamos en un país en vías de desarrollo, y veíamos, vivíamos, palpábamos el progreso a nuestro alrededor. Suponíamos que el progreso era inevitable y que el potencial de un país agraciado con una posición geográfica privilegiada y abundantes recursos naturales, las llamadas ventajas comparativas, conduciría inevitablemente a una gran prosperidad para todos los venezolanos. O al menos debería conducir a esa prosperidad.
Fue el hecho de que esas altas expectativas de prosperidad superasen la capacidad de proveerla por la estructura política y económica existente lo que hizo que esa Venezuela posible no se convirtiera en realidad y eventualmente cayera en lo que se vive hoy.  El modelo de capitalismo de estado, germinado en los años 40 y atrincherado y en metástasis hacia finales de los 70, destruyó la capacidad creativa de la iniciativa privada al absorber el estado el mercado de bienes y servicios de la nación, mediante lo que llamamos en economía y finanzas crowding out. Un acaparamiento de los recursos limitados disponibles, tanto financieros y naturales como humanos, que no le dio oportunidad a otros participantes del mercado a desarrollarse.
Las ineficiencias y corrupción de este estado agigantado y monopolizador en una sociedad con expectativas crecientes generaron una cultura de derecho adquirido y envidias sociales que eventualmente fracturaron el consenso de país e hizo que muchos personajes influyentes opinaran airadamente acerca de la necesidad de cambio, un cambio en lo que se vivía y la manera de gobernar. Pensaban muchos que el estado estaba mal administrado, no mal concebido.
A lo largo del período de la llamada cuarta república, salvo en un breve interludio y, por supuesto durante todo el período posterior a 1999, la llamada quinta, la idea central del desarrollo gira alrededor del poder económico del estado. Con pocas variantes eso es lo que se ha venido implantando en Venezuela durante más de cincuenta años. Y he aquí el origen del título de mi libro. Titulé al libro “La Venezuela imposible” porque esa Venezuela que soñábamos, un país desarrollado y próspero, envidia de otras naciones, nunca será posible bajo ese modelo enquistado en la hegemonía ideológica de la mayoría de la clase política y gran parte de la dirigencia intelectual del país: el modelo del Estado Empresarial.
El libro es un largo argumento acerca de esta premisa de que aquella Venezuela que veíamos como posible hace treinta años, en realidad era imposible. En el libro se postula que para hacer aquella Venezuela de los sueños prósperos y desarrollados hay que cambiar radicalmente la hegemonía ideológica prevalente del país. Eso por supuesto es más fácil decir que hacer. Pero se comienza por un diagnóstico y un récipe; le toca al enfermo, para curarnos, tomar la medicina.
[VILMA, comentarios y:] El formato de esta tarde consiste en lecturas y comentarios. Queríamos que algunos voluntarios tomasen la palabra para hacer algunas de estas lecturas, y vamos a pedirle ahora a una persona del público que se acerque para la primera lectura.
PARTE I – La Condición Venezolana: De Dónde viene y a Dónde Va.
La primera parte del libro tiene un énfasis histórico, recontando las circunstancias que han llevado al país a su condición actual. Esta parte se enfoca más o menos cronológicamente en el periodo que se inicia con lo que denomino el “incidente transformativo”—el 4 de febrero de 1992— hasta el momento de finalizar el libro a principios del 2017.  Carlos Alberto Montaner en un amable comentario decía acerca del libro, que “[descubre] cómo y porqué [se cayó] en el terrible error del chavismo”. Así es. Chávez fue El Gran Estafador, pero surgió en terreno abonado. Chávez era un peón de muchos ambiciosos que se convirtió en la pieza más poderosa del tablero. Los venezolanos fueron y son víctimas de su gran estafa, y dentro de esta primera sección pongo en contexto teórico ciertos incidentes, prácticas y postulados del régimen, y hago énfasis en la documentación e investigación acerca de los hechos alrededor de esta gran estafa. Vamos a leer solamente un par de pasajes de esta sección, por ser historia notoria entre muchos aquí. El primero de éstos se refiere al mayor daño que ha perpetrado el chavismo contra Venezuela: robarle su futuro. Del ensayo 6, parte 2, “El Robo Mayor”, un ensayo escrito en marzo del 2015, hace tres años, en la sección “el dolor del exilio”:
[Agradecemos a la siguiente voluntaria]
Lectura de “El Robo Mayor (2)”
Se va acercando al diez por ciento la población venezolana que vive en el exilio, en muchos casos familias encabezadas o incluyendo profesionales,  universitarios y técnicos de alto nivel. Un verdadero desangre de cerebros. Un despilfarro de recursos que no es cuantificable y es mucho mayor que esos miles de millones embolsillados en el bochinche de la corrupción. Una pérdida para el país tanto por la inversión educativa en esos cerebros como por su potencial de aporte a la productividad futura del país
Los exilados sobreviven. Algunos ejercen su profesión original, otros pasaron de ingenieros diseñadores a técnicos de mantenimiento, de veterinarios a vendedores, de ejecutivos a panaderos. Todos enriquecen su entorno culturalmente y prosperan en ambientes que favorecen el esfuerzo bien intencionado del que quiere trabajar para ganarse la vida de manera honesta. Todos haciendo nueva patria en tierra extranjera, todos añorando la vieja patria y la familia perdida.
En calidad de presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, en su programa televisivo semanal “Con el Mazo Dando” anunció órdenes de captura a cuatro ciudadanos residentes en el exterior por razones que se resumen en traición a la patria. Estas órdenes son inadmisibles en jurisdicción internacional por su clara intención política, por lo cual son pura retórica demagógica dirigida a su base y audiencia chavista. Pero uno de los indiciados, Orlando Urdaneta, respondió en ese entonces, desde su propio programa televisivo en Miami, en lo que dijo sería su único comentario al respecto. De manera respetuosa y certera, tratándose de un personaje como el Capitán Cabello, Urdaneta listó los delitos imputables al presidente de la AN y los efectos de sus políticas sobre el país.
Es posible que Urdaneta incluso crea de verdad que con Cabello, Carvajal y otros líderes del chavismo verdaderamente no hay quien se quiera sacar una  foto, un selfie, en un lugar público, aun con tanto chavista adulante alrededor de ellos. Pero lo más impactante fueron los minutos finales del comentario de Urdaneta. En un video casero, de teléfono, muestra a su hija, invitada por un equipo beisbolero local, abriendo el juego cantando de manera emocionada el himno nacional de los EE.UU (se inicia alrededor del minuto 14:12). Urdaneta demuestra con tristeza el robo mayor que le hizo este régimen a Venezuela: una generación entera, optimista de su futuro.
La segunda lectura esta tarde es básicamente un resumen declamatorio de los crímenes contra Venezuela que este régimen ha cometido como resultado de su ideología política. Esta lectura es parte del ensayo 16, titulado “Manifiesto por la libertad”, y escrito en enero del 2017:
[Segundo voluntario]
Lectura de “Manifiesto por la Libertad”
Hace casi sesenta años, una generación de venezolanos se manifestó en contra de un gobierno que coartaba participación, limitaba oportunidad y detentaba las herramientas del poder con aras a mantenerse en el mismo. Esa generación originaria contaba con líderes e intelectuales provenientes de múltiples sectores; que habían sido perseguidos y asediados; forzados a la clandestinidad o al exilio por decreto o por voluntad propia; con venezolanos de larga data, de generación reciente y adoptivos.
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El gobierno de Venezuela a principios del siglo XXI, nuevamente transformado en régimen de dictadura, ha traicionado al país y su potencial. Las causales de dicha traición son arrogancia, sectarismo, y ambición de perpetuidad en el poder. La traición se manifiesta en el sufrimiento y daño causado a la nación mediante acciones directas e intencionales con las cuales el régimen:
-          Ha destruido bienes patrimoniales de la nación, tanto naturales como humanos.
-          Ha burlado la defensa de los derechos humanos y sociales de todos los venezolanos, incluyendo vida, libertad, salud, trabajo y educación.
-          Ha pervertido la democracia representativa, distorsionando el sistema electoral y desconociendo la voluntad popular tanto en los resultados como en la intención de voto.
-          Ha causado el empobrecimiento brutal de la población, insistiendo en aplicar un modelo asfixiante de toda iniciativa que no esté bajo el control estricto del estado mediante usurpación, regulación excesiva o amenaza.
-          Ha abdicado la soberanía a naciones extranjeras tanto de los recursos del país como de su defensa, haciendo negocios, tratados, hipotecas y acuerdos secretos con naciones y entidades extranjeras.
-          Ha supeditado el poder civil al poder militar, denigrando el rol de ambos y alejándose de la conformación de un estado centrado en la libertad del ciudadano como condición básica.
-          Ha obstruido la administración de justicia y la legalidad, interfiriendo repetidamente en la independencia del poder judicial con el fin de reprimir de manera ilegal la oposición y la crítica legítima.
-          Ha protegido y facilitado prácticas corruptas y criminales de sus miembros, adeptos y acólitos, contribuyendo activamente al colapso del contrato social basado en el respeto a la ley, la propiedad y la vida.
-          Ha debilitado, intervenido, socavado, sustituido, callado  o atacado, en afán de hipertrofia cancerígena, a organismos e instituciones de la sociedad civil tales como sindicatos, cámaras de comercio, asociaciones vecinales, educativas y sociales, la iglesia, colegios y gremios profesionales, la prensa y otros que canalizan y amplifican la voz ciudadana y democrática.
-          Ha sembrado y exacerbado odios fratricidas entre el pueblo venezolano dividiendo y debilitando el gentilicio nacional.
-          Ha esquivado la responsabilidad de defender la integridad física de la nación al desistir, por conveniencia política de una nación extranjera, a la negociación legítima del diferendo territorial del Esequibo.
Esas dos lecturas, como dije, se refieren a hechos históricos documentados e investigados. Abrimos aquí un momento para las reacciones de ustedes.
--- [CINCO A DIEZ MINUTOS - ]
La segunda sección del libro ahonda en las falacias del modelo existente del país con un énfasis teórico. En esta sección, se ejemplifican las consecuencias de lo que hace unos años tildé de “socialismo salvaje” y sus consecuencias nefastas para la nación. En esta segunda parte hay muchas reflexiones universales, no solamente para Venezuela, y no solo referidas al socialismo.
Parte II – ECONOMÍA, POLÍTICA Y PENSAMIENTO SOCIALISTA REAL
Quiero empezar a hablar de esta sección con un pasaje relacionado a dos conceptos intrínsecamente comprometidos con el ideal socialista: igualdad y libertad. En el ensayo titulado “La igualdad, la libertad y la felicidad”, escrito en mayo del 2015, hago consideraciones sobre las contradicciones inherentes en estos conceptos aplicados en la política. Quiero hacer lectura de dos partes de este ensayo. La primera la voy a hacer yo, para darle algo de contexto a la segunda:
Lecturas de “la Igualdad, la Libertad y la Felicidad” 
El debate sobre justicia social tiene entre sus fundamentos la premisa de la igualdad absoluta del hombre con sus semejantes. Dicha premisa obliga moralmente a la empatía cuando existe desigualdad, y busca remediar la condición y aliviar el sufrimiento de los más desafortunados. Un posible corolario de esta línea de pensamiento es que la sociedad justa es aquella en donde todos sus miembros son iguales y participan por igual, basado en el precepto marxista según el cual en la sociedad del estado superior comunista “cada cual aporta según su capacidad, cada cual recibe según su necesidad”. Esta es una igualdad en el resultado, no en el origen.
Indudablemente el viejo dicho sobre el camino al infierno empedrado con buenas intenciones bien describe las consecuencias de la semilla intelectual de Carlos Marx. Marx tenía una visión positiva y progresiva de la historia y, observando la condición de la sociedad industrial del siglo XIX, rechazaba con aversión ese capitalismo que había engendrado los horrores sociales de su época. Interpretaba la historia como una continua lucha de clases por el control de los medios de producción que eventualmente conduciría a la revolución socialista dirigida por el proletariado obrero y que devendría en el comunismo, fase en el cual no existirían clases y la producción sería gobernada por una comunidad de individuos asociados libremente, todos en igualdad de condiciones y en donde “cada cual…” etc., etc., etc. Serían pasos naturales en la historia social: paso uno, paso dos, paso tres… hasta la utopía y su concepción del fin de la historia.
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Las sociedades que abrazaron el ideal utópico del marxismo fueron y son principalmente agrarias, mono-productoras y/o pre-industriales. Estas son o han sido generalmente lideradas por un reducido grupo de autócratas y oligarcas remplazables y, por lo tanto, una estructura de gobierno fácil de cambiar mediante una nueva jerarquía totalitaria —por ejemplo el partido comunista sustituyendo la aristocracia zarista en Rusia. Las purgas por asesinato en masa, por lavado de cerebro en campos de concentración y por destierro de "enemigos de la revolución" son consecuencia normal del poder absoluto que ejerce la nueva élite para cambiar la estructura social. Es por eso que los crímenes de Stalin, Mao, Kim, Fidel y Pol Pot son similares, naturales y consecuentes con la imposición del socialismo marxista. En contraste, aquellas sociedades capitalistas industriales que rechazaba Marx (y con razón, por su alto grado de inequidad e injusticia social en su momento), se han autocorregido y perfeccionado en sus redes de bienestar social y representan ahora indiscutiblemente el mejor nivel mundial de calidad de vida bajo cualquier comparación y medida.
La segunda lectura de este ensayo se refiere a “El Mar de la Felicidad y se la dejo a uno de nuestros amables voluntarios:
[Tercer voluntario:]
Sin lugar a dudas, tanto por obligación moral como por el mejor interés público, las diferencias en niveles de ingreso y bienestar social de los individuos menos favorecidos no deben ser ignoradas. Pero en sociedades que enfatizan la libertad y aceptan desigualdad de resultados hay mejores mecanismos (y riqueza) para aliviar a los “abandonados” que en aquellas que históricamente han buscado doctrinariamente la igualdad de todos como resultado.
En noviembre de 1999 el presidente Chávez, como invitado de honor, declaró en un discurso  en la Universidad de la Habana que Venezuela estaba en el rumbo hacia el mar de la felicidad cubana. Había tomado posesión de la presidencia en febrero y acababan de celebrarse elecciones para una asamblea constituyente cuyos resultados fueron categóricos a favor de sus partidarios. Castro, con Chávez, finalmente entraría a Venezuela y se sacaría el desquite final contra el presidente Rómulo Betancourt (1959-1964), el llamado "Padre de la Democracia" de Venezuela. Sin lugar a dudas Fidel pensó entonces “el que ríe último, ríe mejor”. La animosidad personal entre Rómulo y Fidel era tal que Rómulo no se refería al dictador de Cuba sino como “aquél al cual no quiero nombrar”. Ahora Venezuela estaba encaminada hacia el mar de felicidad cubana, impuesta por decreto y con poder casi absoluto ejercido por el Comandante Supremo Hugo Chávez bajo la satisfecha mirada de Fidel. La igualdad se impondría sobre la libertad, en aras de la "felicidad”.
Este es un buen momento para abrir nuevamente un poco la discusión antes de proceder a la siguiente lectura.
--- [CINCO A DIEZ MINUTOS]
El siguiente pasaje del libro que vamos a compartir se enfoca sobre los problemas de lo que llamo “los liberalismos reales”. Es verdad, considero que la democracia liberal es la mejor vía para maximizar el bienestar de un país. No por pensar así pienso que no existan problemas en las democracias liberales. Hago énfasis sobre algunos de estos problemas en un ensayo anterior, sobre la ascendencia y fortaleza del populismo, pero esa lectura se las dejo a ustedes. En este ensayo, escrito específicamente para este libro, tomo un enfoque más bien de economía política y naturaleza humana al problema de las fallas del liberalismo.  Es un poco largo y hasta medio técnico, así que me disculpan esa, pero sí pienso que es importante. Para esta lectura, le voy a dar la palabra a nuestra moderadora, la doctora Vilma Petrash:
Lectura de “Los Liberalismos Reales” - (La Dra. Petrash hizo una lectura modificada de este texto Ver el video para la lectura y los comentarios de los asistentes).
El objetivo fiduciario del empresario es maximizar los beneficios de su empresa. Esto no es negativo, especialmente si se postula que al buscar el beneficio particular, prospera el beneficio general. Empresas exitosas son fuente de trabajo e ingreso para gran cantidad de personas que de esa manera mejoran su propio bienestar generando transacciones y, por efecto multiplicador, incrementan el PTB….
Para aumentar su utilidad por encima del valor natural de los bienes o servicios ofrecidos, el objetivo del empresario siempre será aumentar el poder de su empresa en el mercado, aprovechando las fallas descritas anteriormente. Se contrapone al interés de una empresa en acumular ese poder, el papel del gobierno de subsanar las fallas de mercado. La concentración del poder de mercado en monopolios y oligopolios es una falla perniciosa que coarta la libre empresa y la igualdad de oportunidad. Es decir, para mantener una economía productiva, competitiva e innovadora, el estado debe limitar el poder de los monopolios. Los grandes monopolios no tienen incentivos de innovación radical a menos que se vean en un vuelco de su paradigma tecnológico como en el caso, por decir un par, de las máquinas de escribir o las cámaras fotográficas.
El equilibrio entre la obligación fiduciaria de las empresas de maximizar sus ganancias y la función del estado de controlar fallas de mercado es cuestión de debate permanente y radica en esa dualidad descrita de pugna entre el derecho a maximizar el beneficio de la propiedad privada y el derecho a maximizar el beneficio de la igualdad de oportunidad.
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Es decir, existe una relación de poder entre estado y empresa, uno buscando maximizar el bien común, la otra buscando maximizar su propio beneficio. Nótese que la relación se describe como estado-empresa, no como estado-sector privado. Dentro del sector privado hay asociaciones de empresarios, empresas e industrias que velan por los intereses generales de sus miembros. Pero una de las bases fundamentales del capitalismo es la concepción del interés propio. Por eso la defensa de los principios de libre mercado y competencia se deja en manos de asociaciones, pero cada empresario individual buscará incrementar su propio poder monopólico en el mercado.
Los límites impuestos sobre el poder de la empresa, aun en el mejor caso de dinámicas del libre mercado, no evitarán que existan empresas que acumulen gran poder temporal por circunstancias propias del desarrollo tecnológico y valor sociocultural de sus productos o servicios ofrecidos (por ejemplo, Facebook). En el peor de los casos, y contraviniendo los principios de libre mercado, miembros del gobierno, o el propio gobierno, utilizarán el poder del estado para favorecer una empresa en particular, imponiendo regulaciones (barreras), protecciones, incentivos o subsidios favoreciendo la creación o mantenimiento de monopolios artificiales creados bajo su supervisión. Es aquí donde fallan muchos gobiernos liberales, al crear distorsiones mediante la mal concebida “planificación”. Al usar el poder del estado para manipular el mercado se cae en el mercantilismo, un retroceso económico que debilita la capacidad creativa de la democracia liberal.
Es importante entender que a largo plazo hay grandes empresas y monopolios naturales (y otros que no lo son) que por procesos de destrucción creativa desaparecerán cuando un sustituto a sus bienes o servicios surja en el mercado. Un verdadero gobierno liberal regula los monopolios y permite la innovación. Pero el empresario encabezando una empresa con gran poder monopólico tiene el instinto natural de supervivencia, por lo cual hará todo lo posible por mantener su posición en vez de resignarse a la extinción. Por ejemplo, industrias petroleras harán todo lo que puedan para demorar el desarrollo de vehículos eléctricos, al igual que será lo natural que tengan posiciones en contra de automóviles con alta eficiencia de gasolina. Viene a colación la observación de Moisés Naím sobre el poder:
“Todos sabemos que un exceso de concentración de poder causa daños sociales. Los dictadores, los monopolios y las demás circunstancias en las que el poder se concentra son obviamente indeseables, pero el otro extremo –las situaciones en las que el poder está demasiado fragmentado —también lo son. ¿Y qué sucede cuando el poder está completamente disperso, diseminado y descompuesto? Los filósofos ya conocen la respuesta: caos y anarquía”.
Naím sugiere implícitamente la existencia de un punto óptimo que maximiza el bien común (“estabilidad económica y social, viabilidad económica”) ubicado en el punto medio entre los polos de tiranía (el poder del estado hiperconcentrado) y anarquía (el poder del estado hiperdifuso). Si entendemos la libertad como la condición que permite al ser humano maximizar su potencial como tal, se ve igualmente que ese punto medio entre tiranía y anarquía es el punto donde dicha condición existe en mayor grado para todos los miembros de la sociedad.
Para el empresario, en su afán de maximizar el beneficio a su empresa, ante el poder tiránico del estado su mejor estrategia competitiva es ser amigo del gobierno y ante el poder débil del estado la mejor estrategia es cambiar (o ignorar) las reglas, reglamentos y leyes que afectan sus  intereses. Hay que reconocer que ambas dinámicas pueden ocurrir simultáneamente en una agrupación social tan compleja como lo es una nación moderna en un mundo globalizado, por lo cual es enteramente factible que una empresa sea amiga de un gobierno poderoso y a la vez (o por lo mismo) ignore o cambie las leyes.
Modificando ligeramente el gráfico de Naím para adaptarlo a grados de libertad, se puede intuir que cuando el poder es una relación estado-empresa (de un estado poderoso a uno débil) la curva en lugar de ser una parábola es una campana, puesto que la libertad (y la capacidad de innovación estratégica) disminuye rápidamente cuando el poder se concentra en uno de los polos.
En ninguno de esos polos la estrategia de innovación es la más efectiva para la empresa porque el punto medio es donde innovación y renovación constante es la mejor estrategia competitiva. También, es el punto que ofrece la mayor oportunidad de crear empresa. El máximo bienestar social se obtiene cuando se maximizan las oportunidades para el bienestar individual de todos los miembros creativos de la sociedad, no el de un selecto grupo de amigos del gobierno o poderosos herederos de fortunas monopólicas. Ese punto es el libre mercado, donde la libertad es maximizada.
En el polo opuesto, muchas economías del llamado mundo desarrollado no son inmunes a las distorsiones pero ejemplifican el caso de estados débiles en donde pocas empresas, grupos o sectores económicos acaparan el poder de manera oligárquica, aumentando a niveles insostenibles la desigualdad de ingreso y las externalidades negativas. En estos casos, al igual que en sociedades más cercanas al polo de gran poder del estado, los niveles de bienestar (calidad de vida) en descenso crean caldos de cultivo de movimientos extremistas amenazando las instituciones democráticas. El verdadero liberalismo busca el equilibrio entre el gran poder del estado sobre la sociedad y la economía —la tiranía socialista— y el gran poder de la empresa sobre la sociedad y la economía —la oligarquía mercantilista.

[Comentarios del lector y del público]
Finalmente, no quiero dejar de hacer lectura de algunas reflexiones contenidas en el libro sobre las dificultades para hacer la transición desde el régimen existente a lo que quisiéramos, lo que anhelamos: democracia y libertad con paz y prosperidad. Primero, una sección sobre lo que mencionaba al principio, las ventajas comparativas de la ubicación geográfica y recursos del país, y como éstas afectan la geopolítica de la región. Esta lectura está inserta dentro del contexto de los tres modelos de transición catalogados en la literatura: tipo uno, sucesión; tipo dos, sustitución; y tipo tres, cambio. Les adelanto, que lo que hace falta en Venezuela es el tipo tres, cambio. Este ensayo igualmente fue escrito especialmente para el libro y se denomina “Transiciones”. La siguiente lectura es parte de una sección titulada “Impacto de la transición venezolana en la región latinoamericana”, y pienso que algún miembro de ustedes que no sea de origen venezolano tendrá gran interés de ser voluntario o voluntaria para leerlo:
[Voluntario cuatro:]
Lectura de “Transiciones” 
La influencia de Venezuela sobre la región es indiscutible. Líderes políticos han utilizado la ubicación geográfica privilegiada del país y su abundancia de recursos naturales para potenciar esta influencia. A comienzos de los años 60, ante “la doctrina Betancourt(epónima con el primer presidente de la era democrática de Venezuela), el ideal de la democracia liberal fue el modelo a seguir en la región. A partir de tres democracias funcionales a finales de esa década (Colombia, Costa Rica y Venezuela), la mayoría de la región, con la notable excepción de Cuba, fungían como democracias a mediados de la década de los 90.
Utilizando influencia y credibilidad política, y respaldada por el poder económico del petróleo, Venezuela a partir de esa década de los ’60 concibió e implementó los pasos necesarios para la fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP. Otras importantes organizaciones regionales y multilaterales se originaron en el ámbito político de Venezuela y tienen sede en Caracas.
El nivel cultural del país refleja ese entorno cosmopolita favorecido por su ubicación. De este país se originan artistas plásticos, diseñadores, músicos, museos y orquestas con reconocimiento mundial en una proporción mayor a la que correspondería como porcentaje mundial de su población y trayectoria histórica.
Dada esta posición estratégica de influencia en la región, ante el advenimiento de Chávez, Fidel Castro vio la oportunidad de implementar su plan mini-imperialista en la región. Debido a la destrucción de la productividad en su propia Cuba por las fallas estructurales del modelo socialista, la manera que ideó Castro para lograr su supervivencia fue la implementación de un imperio colonial mercantilista. Cuando Chávez visita Cuba en 1994 —un político con carisma pero neófito, fácil presa de un mentor— Castro ve la oportunidad que necesitaba ante la caída de la Unión Soviética y el fracaso de su propia incursión en el narcotráfico para sostener su economía. Con Chávez posicionado en la estratégica Venezuela, Castro podría expandir su colonialismo a toda Latinoamérica.
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El valor estratégico de Venezuela para el régimen cubano no se puede escatimar. En caso de ser exitosa la oposición en cambiar el régimen chavista en Venezuela, el proyecto regional del socialismo del siglo XXI es altamente probable que se venga abajo. De ser así, el régimen cubano se verá duramente afectado. La estrategia cubana de acercamiento a los EE.UU. en previsión de los cambios a Venezuela parece haberse truncado con la elección de Donald Trump en ese país (pero con Trump, el nivel de incertidumbre sobre cualquier decisión o política es sumamente alto). Las puertas se le están cerrando al régimen cubano, por lo cual necesita apoyar, diseñar, maniobrar y aconsejar en la represión de la oposición en Venezuela, para evitar una transición fuera de su control.
La gran piedra de tranca que frena la transición ha sido el interés de la potencia colonialista cubana en mantener sus intereses en la región, intereses que afectan su propia viabilidad. Mientras no se enfrente este dilema estratégico, los esfuerzos para gestar una transición de cambio democrático seguirán siendo cuesta arriba.
Hay que reconocer que, siempre y cuando sus intereses sean protegidos y defendidos, las personas y nombres que administran el gobierno venezolano no son importantes para el régimen cubano. Una vez que dicho régimen reconozca que el gobierno de Maduro es indefendible,  la probabilidad de una transición tipo uno —o, más alarmante, tipo dos— auspiciada por Cuba es posible.
Debo hacer notar que las consecuencias nefastas del modelo político y económico del país se han sobrepuesto a las ventajas comparativas del país y han resquebrajado ese mini imperio cubano. Al caer en colapso la nación su influencia sobre la hegemonía regional se ha reducido. Este es sin lugar a dudas uno de los factores que está transformando al paisaje político en Latinoamérica.
[Comentarios del lector y del público]
Quiero que terminemos con una corta lectura de un ensayo que escribí en septiembre del 2015 titulado “Vida y Muerte de un País”:
[Quinto voluntario]
Lectura de “Vida y Muerte de un País 
Figuras como Leopoldo López, Antonio Ledezma, Maria Corina Machado u otros conocidos o desconocidos pueden conducir a Venezuela a nuevos rumbos, lejos de las desviaciones y distorsiones políticas, sociales y económicas del chavismo. Pero ninguna de estas figuras puede hacerlo solo, ninguno es un “papi” redentor con milagros en la manga. La reflexión acerca del fracaso del chavismo y cómo logró calar en Venezuela apenas ha comenzado y el sectarismo sembrado es tan profundo que puede llevar a una desintegración social aún mayor y convertir al país en una pira fúnebre.
Es de esas cenizas que posiblemente se despierte una nueva Venezuela que no esté basada en los pecados que la llevaron a esta condena: el orgullo viciado, la pedantería, la viveza, el rentismo y su hermana, la flojera. Una nueva Venezuela basada en la moral, la ética, el respeto, el trabajo, la cívica y el estado de derecho para y por cada uno de todos los venezolanos que deben asumir sus propias responsabilidades en la construcción del país. Una Venezuela en la que muchos desearían vivir. ¿Es eso mucho pedir? ¿Es acaso esa la Venezuela Imposible?
Muchas Gracias.

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